Muchos de nuestros clientes se admiran cuando conocen los sistemas de tratamiento que hemos construido para tratar sus aguas.

Generalmente los hemos aplicado en urbanizaciones sin conexión al alcantarillado público, casas campestres o casas particulares de quienes no quieren contaminar los ríos (porque saben que la mayoría de alcantarillados no tienen tratamiento).

A primera vista no se los ve, parecen una jardinera con plantas frondosas y exuberantes que es difícil ver en sitios secos. En base a este atributo ornamental que generan los humedales en una casa, ahora ya no los llamamos con su término técnico: “humedales artificiales” o “plantas de tratamiento de agua residual”, sino que cuando son sistemas a pequeña escala, que tratan hasta 2000 litros por día (la cantidad de agua que generan aproximadamente 10 o 11 personas) los llamamos jardineras biofiltrantes.

En estas jardineras se pueden sembrar plantas que en lugares secos requieren muchísima agua debido a sus grandes hojas y gran taza de evapotranspiración. Como ejemplos están el papiro gigante (cyperus giganteus), papa china (colocasia esculenta), achiras de colores (canna edulis), amancay (Hedychium coronarium), rabo de gato (typha latifolia), papiro enano (cyperus haspan) y una infinidad más. En climas tropicales se pueden sembrar heliconias, musáceas zingiberáceas y otra gran diversidad de plantas ornamentales que además de verse fantásticas purifican el agua residual.

Es impresionante ver cómo cada día las aguas residuales se producen y se desechan directamente a los ríos en cantidades enormes. Esas mismas aguas, si pasaran por una jardinera biofiltrante, se convertirían en belleza y en flores aromáticas. Estas mismas plantas pasivamente con la energía del sol convierten los deshechos en agua filtrada para riego, en flores y humus. De este modo es posible cerrar los ciclos en casa, de una manera simple ecológica y con propia autogestión.